El conocido periodista británico Richard Medhurst se enfrenta ahora a acusaciones de las autoridades austriacas, que lo vinculan con las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam, el brazo militar de Hamás. Los cargos se producen tras una oleada de arrestos y registros domiciliarios, supuestamente relacionados con sus abiertas opiniones sobre Palestina. Los problemas legales de Medhurst comenzaron en agosto de 2023, cuando, al aterrizar en el aeropuerto de Heathrow en Londres, fue inmediatamente rodeado por seis agentes del orden. Le informaron que estaba siendo arrestado en virtud del artículo 12 de la Ley Antiterrorista, legislación que se cita a menudo en casos que involucran a organizaciones proscritas. En un video de nueve minutos que publicó posteriormente, Medhurst describió el trato que recibió bajo custodia. "Me pusieron en régimen de aislamiento, en una celda fría que olía a orina. No había luz, y la cama, si es que se le puede llamar cama, era simplemente una pequeña repisa de hormigón con un colchón finísimo", relató. También declaró que en ningún momento se aclaró de qué se le acusaba específicamente. La batalla legal del Reino Unido contra Medhusrt no da señales de disminuir. Recientemente, la investigación sobre el periodista asediado se prorrogó tres meses más, lo que le obligó a presentarse para otra revisión de su caso. Posteriormente, el 6 de febrero, publicó un vídeo en sus redes sociales en el que revelaba que las autoridades austriacas habían allanado su domicilio en Viena. Casi todos sus equipos electrónicos fueron confiscados, lo que marca una nueva escalada en lo que él describe como una campaña continua de persecución política.
Fui detenido esta semana por la policía y los servicios de inteligencia austriacos.
Allanaron mi casa y mi oficina, y se llevaron todos mis dispositivos. Me acusan de ser miembro de Hamás y me amenazaron con 10 años de prisión. El periodismo no es un delito. pic.twitter.com/gztm4bmLuY — Richard Medhurst (@richimedhurst) 6 de febrero de 2025
“Básicamente, me tendieron una trampa”, dijo el periodista británico sobre las autoridades austriacas. “Recibí una carta del gobierno la semana pasada, de inmigración, citándome para una entrevista sobre mi residencia”, declaró. Pero al llegar, se encontró con un interrogatorio diferente, centrado no en trámites burocráticos, sino en sus opiniones políticas. Medhurst pronto fue amenazado con la revocación de su residencia antes de ser arrestado por agentes de inteligencia austriacos. Su domicilio fue allanado y casi todos sus equipos electrónicos fueron confiscados. Si bien era evidente que el conocido periodista había sido objeto de persecución por sus críticas abiertas al genocidio en curso en Gaza —comentarios que han cobrado gran relevancia en los últimos 16 meses—, los cargos exactos contra él permanecieron ambiguos hasta más tarde. El 9 de febrero, Medhurst publicó una actualización sobre su situación, revelando la gravedad de las acusaciones en su contra. “El fiscal de Viena me acusa de ser miembro de Hamás, concretamente del brazo militar de las Brigadas Izzal Din Qassam, desde al menos julio de 2024 y de trabajar para 'destruir a Israel y establecer un califato islámico mundial'”, declaró. Medhurst, cristiano británico de ascendencia armenio-siria, ha declarado públicamente que cree que los palestinos que viven bajo la ocupación tienen derecho a la resistencia armada en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra. Sin embargo, ninguna prueba sugiere que apoye a Hamás ni a ninguna facción política o armada palestina específica. Lo que hace aún más dudosa la acusación es la afirmación de que busca "establecer un califato islámico mundial", un concepto que el propio Hamás rechaza explícitamente. Hamás y su brazo armado se definen como un movimiento de liberación nacional palestino localizado, centrado exclusivamente en la resistencia a la ocupación israelí. El grupo nunca ha abogado por un califato islámico global ni ha llevado a cabo operaciones militares fuera de las fronteras de la Palestina histórica. La idea de que un periodista británico cristiano radicado en Viena se haya unido al ala militar de una facción palestina —que no busca la expansión territorial más allá de Palestina— socava la credibilidad hasta un grado casi absurdo.
Las autoridades británicas han recurrido cada vez más a la legislación antiterrorista para atacar a periodistas y activistas pro-Palestina, entre ellos Richard Medhurst, Asa Winstanley de Electronic Intifada y la activista de 61 años Sarah Wilkinson . La aplicación de la Ley Antiterrorista contra miembros de Palestine Action ha suscitado un escrutinio internacional, lo que ha llevado a cuatro funcionarios de las Naciones Unidas a plantear formalmente su preocupación al gobierno del Reino Unido por el trato a los activistas políticos. Los cargos contra Medhurst no son solo un ataque a sus libertades personales, sino un recordatorio del deterioro del espacio para la disidencia en las democracias occidentales. Cuando los gobiernos utilizan las leyes antiterroristas como arma contra periodistas y disidentes, las líneas entre la seguridad nacional y la represión política se difuminan. El caso de Austria no se trata solo de Medhurst, se trata del destino de la propia libertad de expresión. Foto destacada | @richimedhurst | X.com Robert Inlakesh es un analista político, periodista y documentalista que actualmente reside en Londres, Reino Unido. Ha reportado desde y vivido en los territorios palestinos ocupados y presenta el programa "Palestine Files". Director de "El robo del siglo: La catástrofe palestino-israelí de Trump". Síguelo en Twitter: @falasteen47