Ahora que las administraciones de Trump y Netanyahu trabajan al unísono, la hostilidad entre Estados Unidos e Israel hacia Irán ha madurado hasta convertirse en un plan para repetir lo que le ocurrió a Siria hace más de seis años: el secuestro de protestas menores y su transformación en la fachada de una insurgencia financiada desde el extranjero. intención de derrocar al gobierno electo de Irán.